El teatro no es literal.

Me gustaba que interrumpieras las películas para hacer comentarios sobre las actuaciones o los errores de dirección, como si a alguien le importaran; resultó que a mí me importaban. Que bajaras la luz y al bailar conmigo apretaras mi cadera a la tuya y alternaras tu pierna con las mías.
Me gustaba escucharte hablar sobre cosas interesantes con tu voz de decir cosas interesantes, que tu bálsamo me cosquilleara los labios tras besarme, tu imitación de acento español, verte jugar con niños, tus muslos calientes dentro de la cama y tu forma de reír. Me gustaba verte manejar y que tu coche oliera a ti.

De pronto pensé que esta vez había atinado y ahora entre menos piensas en mí yo más escribo de ti. Es la forma más veloz y efectiva que conozco.

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