De la amistad y otros demonios.

Voy a hablarles de la amistad, porque no soy la más indicada para hablarles de amor y porque las fechas ameritan éstos temas.

No soy la mejor amiga del mundo, de hecho no soy ni buena, pero creo saber lo que es la amistad, no sé si la he correspondido como se debe, pero seguro que la he sentido.

La amistad es éso que te permite abrazar a alguien fuertemente mientras saltan juntos dentro del charco más grande que se ha formado fuera de la secundaria después de llover, cerrando con fuerza los ojos y sonriendo mientras sientes el agua llegar hasta tus rodillas.

Es compartir con alguien las papas más picosas para que a nadie le duela el estómago después.

Los amigos se golpean en clase de historia.

Si el perro de alguien a quien te atreves a llamar amigo muere, la amistad se representa haciendo bromas estúpidas e insistiendo con abrazos hasta que sus ojos dejen de estar llorosos o ése alguien se harte. Lo que pase primero.

Es esperar el pesero bajo la lluvia con alguien, aún cuando tú vives a dos cuadras y llueve realmente fuerte.

La amistad, también consiste en compartir e inhalar un globo de helio.

Los amigos corrigen tus faltas de ortografía.

Un buen amigo se encarga de ser el cura en la boda de su amigo… O no.

Los amigos te devuelven tu cuaderno de francés perdido, no sin antes dejar que descargues tu ira y destruyas tu celular :(.

Los amigos te cubren en el trabajo cuando faltas para ir a una convención friqui.

Los verdaderos amigos te ayudan a ganar apuestas.

A los amigos no les importa si eres inexpresiva o vegetariana entre semana… Jijijí, «entre semana».

Los amigos no te acusan con la maestra de Artes plásticas cuando tallas gis blanco en su silla porque te regañó.

La amistad significa saberte el apodo familiar más gracioso de alguien y no usarlo para no hacerlo llorar… Otra vez.

Los amigos se visitan en la enfermedad y se dejan ganar en el Super Smash Browl de wii, sólo para que te sientas mejor.

Los verdaderos amigos hacen tu tarea de foto sin algo a cambio.

La amistad significa perdonar a alguien cuando te escribe WTF en el cuello o te tiran una bonafina desde el segundo piso. SE PERDONAN.

Los amigos responden las bromas hirientes con más bromas. En general, responden cualquier broma con más bromas.

La amistad significa avisarle que sus calzones floreados están visibles, y luego, fingir que le crees cuando te dice que era una blusa.

Significa acompañar a alguien a buscar su arco de contrabajo debajo de los coches.

Los amigos defienden a sus amigos con bancos del taller de artes plásticas.

Es compartir un juego de fifa o guitar hero en horas de trabajo.

La amistad significa ir al concierto de un amigo aunque esté aburridísimo y cante horrible, y luego decirle lo contrario… Nocierto, sí estuvo bonito.

Los mejores amigos desobedecen la orden dada por sus jefes que consiste en no hablarte y te llaman por teléfono… Aún cuando estén a dos metros de distancia.

Los amigos perdonan que pierdas la pulsera de amistad que te regalaron en tu cumpleaños.

Los amigos recuerdan tu cumpleaños… La mayoría de ellos.

Los amigos siempre van, en horas de trabajo, a besarse al estacionamieDIGO, ¿¡QUÉ!?

Los amigos se quieren… Aish.

La amistad no existe sólo en una fecha ni se mide con obsequios, sólo se demuestra.

Que tengan un feliz día del amor y la amistad, amiguitos.

Mentiras y calzones.

Conocí a mi mejor amiga en un trabajo que alguna vez tuve. Conservo un recuerdo muy especial de los inicios de nuestra amistad, y ése recuerdo, es justo el que voy a contarles hoy.

Iba a escribir de algo mucho más serio pero…Considero que puede esperar.

Y ahí me tienen, era yo una niña de quince años, vestida con una camisa blanca y un pantalón de vestir azul marino, calzada con un par de zapatitos negros y usando un delantal de mezclilla. Caminaba, durante mi hora de descanso,  por el área de cajas de aquel supermercado, cuando de pronto la ví: Era mi pequeña compañerita de trabajo, una chaparrita sonriente y pechugona que solía burlarse de todo y todos, y justo en ese momento, sus apretados pantalones entubados dejaban ver sus inocentes calzoncillos floreados. Pensé en burlarme, pero recordé que era con ella con la que pasaba buenos ratos riendo de los demás, entonces, decidí auxiliarla.

Detuve mi caminata, la miré fijamente y con señas intenté avisarle, sin embargo, ella no lograba entenderlo; fue entonces cuando me acerqué a ella y entre susurros forzados, a punto de estallar de la risa, avisé a mi compañera que sus calzones estaban al aire. Y me fuí, riendo a carcajadas y sin poder compartirlo con alguien.

Días después tocamos el tema, me reí de sus calzones floreados mientras ella, con un afán de acabar con la vergüenza, argumentó que  eso floreadito que yo había visto ése día, éso que ahora era la razón de mis incontenibles carcajadas, éso, no era más que una blusa que ella utilizaba bajo su camisa blanca. Le dí la razón ése día, para evitar una discusión, sin embargo, internamente mis carcajadas continuaban…sin cesar.

Hoy la mentirosota sigue tratando de engañarme, cree que puede hacerme pensar que era una blusa, argumentando que ella ya era lo suficientemente grande como para haber dejado en el pasado sus calzones floreaditos. Pero lo que yo ví ése día no era una blusa, eran sin duda sus calzoncillos intentando delatarla.

E insulta mi inteligencia sosteniendo sus argumentos durante tanto tiempo.